Mucha gente tiene miedo de la felicidad.



Para esas personas, esta palabra significa cambiar una serie de hábitos y perder su propia identidad.

Muchas veces nos sentimos indignos de las cosas buenas que nos ocurren.

No las aceptamos porque, al hacerlo, tenemos la sensación de que le debemos algo a Dios.

Pensamos: "Es mejor no probar el cáliz de la felicidad, porque cuando nos falte sufriremos mucho".

Por miedo a mermar, dejamos de crecer.
Por miedo a llorar, dejamos de reir.


© autor: Paulo Coelho

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