Hoy me puse a pensar...la importancia que no le damos a la vida. Cuando ésta, sin querer, nos quita cosas... pensamos que es injusta y olvidamos que sin ella, no seríamos quienes somos. Todos estamos llenos de momentos felices y nos sentimos morir cuando algo se termina.
La felicidad llega en cualquier momento, todo en el mundo se termina, hasta lo más hermoso, hasta lo más molesto y doloroso.
Acá, nosotros pensamos que, estar solos, es el fin de la vida y no nos damos cuenta que, a veces, la soledad nos ayuda a encontrar respuestas que no estaban…
El amor tiene un millón de vueltas, a veces nos sorprende y nos da felicidad y, a veces, se transforma en lo peor que hay.
Pensando todo esto, crecí un poquito más, aprendí a sonreír y a ver la realidad tal cual como es, pero por sobre todo, pude darme cuenta que no sirve el orgullo cuando existe la amistad, que no sirve llorar cuando un amor se va, que no vale la pena aprender a callar y que no existen fronteras cuando nos sentimos vivos.
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