Siempre entretenida
en destrozar los milagros con rutina,
pensaba que la magia de la vida se termina
y de pronto te he encontrado...
Llegaste a mí
radiante de luz, emanando ternura
a encender mi alma de niño
Viniste a mí
como un relámpago de fuego
a plantar sentimientos e ilusiones nuevas,
a darle sentido a mis desvelos y poesías,
a despeinar mi corazón, a alborotar mis sueños
y llenarlos de fantasía
Estás aquí
haciendo renacer anhelos olvidados,
sin falsas promesas ni mentiras,
y aunque tus manos han tocado mis latidos
tú conoces los secretos de mi alma de chiquillo
que sonrie a la vista de lo infinito
Gracias por este amor
-misterioso Dios que nos alegra-
que modela los vaivenes del ensueño,
que hace volar nuestras aladas almas
de astro en astro,
que junta nuestras fronteras,
que principió en el cielo,
y no tiene fin en la tierra
Ana Luisa Arellano
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