Un padre es el soporte en nuestro hogar, el que se guarda los sentimientos en la profundidad de su alma, el que te da seguridad en tus horas de angustia, es el héroe de tus cuentos infantiles, es aquel que te impone respeto en la adolescencia, pero si te fijas bien, cuánta ternura desprenden sus ojos al mirarnos.
Es quizás el que no te prodiga de besos y abrazos como tu madre, pero en las noches cuando uno duerme, es el que se asoma con suavidad a su cuarto y con suma delicadeza cubre nuestro cuerpo con la sábana que hemos enrollado a nuestros pies, mientras la emoción le nubla los ojos, porque se siente tan orgulloso de tenernos.
Tenemos que comprender el papel que muchas veces se le asigna a nuestro padre, un papel un tanto distante o severo. Quién de nosotros no habrá escuchado de su madre alguna vez decirnos: "se lo voy a decir a tu padre cuando llegue"... y uno se siente temeroso pero a la vez espera ansioso el regreso del padre y cuando lo alcanzas a divisar desde la ventana, ya no temes el regaño, lo que esperas anheloso es su abrazo protector.
Gracias a nuestros padres. Felicidades a los hijos que lo han disfrutado toda su vida, a los que lo tuvieron poco tiempo, pero fue muy intenso ese transcurrir, a los que por las circunstancias tuvieron que crecer sin ellos a su lado; no juzguemos, disfrutemos del recuerdo emotivo del padre que junto con el amor de una madre, hacen nuestra vida feliz.
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