No es lo que sabemos lo que nos hace grandes... Ni lo que decimos, lo que nos hace sabios. Solo nuestras actitudes frente a la vida y la manera de percibir este mundo es lo que nos proyecta tal cual somos: individuos sumergidos en un mar de situaciones que, como las olas, van y vienen pero nunca se detienen.
La alegría de vivir
La muerte como realidad definitiva no existe.
Trata de encararla como una consecuencia natural de la vida.
Al fin y al cabo, es la única certeza que todos tenemos.
Si perdiste a algún familiar o amigo, se consciente de que él no está muerto.
Su cuerpo físico dejó de existir, pero su alma es inmortal.
Ora y vibra por los que ya partieron y que viven en la mansión de los justos.
Trata de no pensar en la muerte.
Tu estás seguro de que vendrá, pero debes estar convenientemente preparado para cuando llegue.
A partir del momento en que seas consciente deque la muerte no existe para siempre, descubrirás la alegría de vivir.
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