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Corazones duros



Hace un tiempo compré una cassata (bote) de helado y como no lo comí todo, decidí guardarlo en el congelador.

Durante varios días estuve pensando en comerlo, pero luego lo olvidaba y lo seguía guardando para otro día.

Finalmente llegó el momento de comerlo, pero para mi sorpresa, el helado estaba totalmente congelado, a tal grado que ni siquiera un cuchillo podía penetrarlo.

Apenas podía creer que en tan poco tiempo se hubiera endurecido tanto. Así que tuve que esperar más de veinte minutos para empezar a comerlo.

Lo que le ocurrió a mi helado me hizo pensar en las personas que se enojan con Dios, con la vida, con sus amigos y familiares.

Son personas resentidas que dicen frases como "Algún día los perdonaré".

Pero lo que en verdad hacen es poner sus corazones en el congelador.

Conforme pasa el tiempo, sus corazones se vuelven cada día más duros.

No pueden perdonar a quienes en algún momento les ofendieron.

No logran acercarse a Dios y reconfortarse en Su Amor y Su Misericordia.

Y cada día se alejan más y cada día se vuelve todo más difícil.

Si te sientes así, recuerda lo que le pasó a mi helado.

No esperes mucho tiempo.

Anímate ya a suavizar tu corazón rodeándolo de amor, perdonando a quienes te ofendieron. Y todo lo demás, vendrá por añadidura...

No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy...

Recuerda que nadie sabe en que momento puede ser llamado a rendir cuentas.