
Son pacientes y humildes; hacen por la felicidad de otros, no disputan; reconocen sus errores y sus limitaciones; no se manifiestan como sabios revelados, no humillan, no acusan, no dañan, no subestiman, no censuran.
No revelan secretos ajenos; no ridiculizan, no maltratan, no gritan ni amenazan; saben usar sus manos para aliviar, enseñar y ayudar.
Son gente honesta, tanto en las palabras como en los hechos; son sinceros y compasivos, y el Amor forma parte de todas las cosas que ellos hacen.
Las personas buenas utilizan su capacidad de brindarse y son colaboradores frente a los cambios que se enfrentan en la vida.
No temen mostrar su vulnerabilidad. Saben de su singularidad.
Tienen la capacidad de compartir su vida con los demás, pues SABEN que es el Amor lo que hace la diferencia...
"Cuando veáis a un hombre sabio, pensad en igualar sus virtudes.
Cuando veáis un hombre desprovisto de virtud, examinaos vosotros mismos."
Confucio