Algunas veces, las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa porque debe de ser así, para servir un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quienes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar.
Tú no sabes quiénes son estas personas, pero cuando fijas tus ojos en ellas, sabes y comprendes que afectarán tu vida de una manera profunda.
Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero en realidad entiendes que si no superas estas cosas nunca habrías realizado tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón.
Todo pasa por una razón en la vida.
Nada sucede por casualidad o por la suerte... Enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de puras tonterías, todo ocurre para probar los límites de tu alma.
Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién pavimentada, suave y lisa.
Una carretera directa sin rumbo a ningún lugar, plana, cómoda y segura, mas empañada y sin razón.
Josami.
No es lo que sabemos lo que nos hace grandes... Ni lo que decimos, lo que nos hace sabios. Solo nuestras actitudes frente a la vida y la manera de percibir este mundo es lo que nos proyecta tal cual somos: individuos sumergidos en un mar de situaciones que, como las olas, van y vienen pero nunca se detienen.
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Tristezas del corazón
¿Quién no ha sentido en algún momento de su vida tristeza, amargura o resentimiento?
Nadie escapa a estos sentimientos y el sentirlos de vez en cuando es normal, es parte de nuestra naturaleza humana. Llorar es bastante sano cuando se trata de un acontecimiento eventual, el llanto es parte de la liberación.
Pero ¿Qué pasa cuando estas emociones quedan alojadas en nuestro corazón de manera permanente?, cuando el dolor, la amargura y la tristeza representan nuestra propia personalidad.
Hoy en día los males provenientes del corazón son muy comunes, los rompimientos familiares, la frustración, la represión, el fracaso y lo que llamaríamos "el cansancio de vida" se apodera de nosotros cuando vemos que a pesar de nuestro esfuerzo, las cosas "nunca funcionan", "todo nos sale mal" porque "la vida ha sido muy injusta con nosotros".
Es entonces cuando el resentimiento, la autocompasión y la tristeza pueden quedar instalados en nuestro corazón de manera permanente.
Esta actitud hace que todo en la vida lo veamos a través de un "cristal empañado", es decir, nuestra perspectiva de vida se torna gris, ya no vemos la belleza de la vida, los buenos momentos se vuelven indiferentes ante nosotros, dejamos ir oportunidades y empezamos a crear una realidad falsa al creer que "nadie nos quiere" o "todos quieren hacerme daño", nuestra visión actúa y distorsiona todo desde nuestro cristal empañado.
El guardar por mucho tiempo esta actitud o este sentimiento, además de prolongar nuestro sufrimiento, nos trae como consecuencia enfermedades derivadas de "un corazón triste":
Enfermedades respiratorias (gripes, asma, tos, sinusitis, etc).
Enfermedades del corazón (Angina de pecho, infarto, etc.)
Enfermedades del sistema circulatorio (mala circulación, várices, colesterol, etc.)
Ningún medicamento, dieta o ejercicio pueden evitar o curar dichas enfermedades si no nos conectamos con la alegría de vivir, con el amor a la vida. La alegría es la única medicina para un corazón que revive constantemente en su presente las heridas del pasado.
Sin la alegría, nuestra vida se frena, nuestros pasos se alentan ya no queremos saber nada, estamos deprimidos y con un constante dolor de piernas, nos pesan tanto como para poder dar un paso más.
Sufrimos también a causa de nuestra soledad por tener nuestro corazón cerrado al amor, no sabemos darlo, mucho menos recibirlo, al mismo tiempo nos duelen los hombros y la espalda.
Seguimos sufriendo, porque las pastillas no son suficientes para un corazón que frena el amor, que lo tiene por esencia, pero no lo deja salir.. se ahoga, se asfixia…hasta morir.
El corazón.....
El corazón tiene las dimensiones de un puño y su forma es semejante a la de una pera con la punta hacia abajo. El corazón es el órgano que simboliza el amor; sigue el ritmo de las emociones. Normalmente en una persona adulta el corazón se contrae entre sesenta y setenta veces por minuto. Pero en el de una persona enamorada muchas veces más; a veces llega hasta cien sin que ni siquiera se dé cuenta. El corazón es el último órgano en rendirse, continúa latiendo incluso cuando está separado del organismo; incluso cuando te abandona la persona amada, incluso cuando ya no quieres sufrir más, porque pierdes el control sobre él cuando está enamorado, cuando tu corazón late fuerte por otra persona ya no eres tú quien manda, manda él.
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