Una crisis, una oportunidad, si se sabe aprovechar.

Mariya
Publicada el 19-01-2012 16:07 


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A pesar de que el eco de los sinsentidos y las amenazas aún resuenen en el fondo, llega un momento en la vida en que una no tiene ya más salida que tomarse las cosas con calma, con filosofía, con buen talante y a ser posible, con buen humor. 
Esto debe ser, creo yo, algo así como lo que sienten las personas muy longevas, cuando observan los errores y las barbaries que una y otra vez, las generaciones que se suceden ante sus ojos repiten sin cesar. 
Creo que esta sensación interior podría parecerse mucho a ese estado de los que ya están de vuelta de demasiadas cosas, los que ya saben quiénes son y cuál ha sido hasta ese momento su papel en el mundo, y qué es lo que quieren hacer desde ellos mismos el resto de sus días.

No es madurez, no es tampoco pasotismo, ni indiferencia, ni cinismo. 

No en mi caso. Es algo así como un suave aterrizaje tras un vuelo tremendamente accidentado que nos tenía el alma en vilo. Es posar suavemente los pies en el suelo, para no molestar a nadie, pero con seguridad y sobre todo, con tranquilidad. Con la seguridad de que estamos pisando exactamente donde en estos momentos estamos mejor. 

Con la paz que da saber que hemos conseguido alejarnos, aunque no sepamos por cuánto tiempo, del campo de batalla. 

Con la inmensa alegría y el infinito alivio que se siente al despertar y darse cuenta de que todo fue una terrible pesadilla, que no está aquí, que no puede hacernos daño. Con el temple que nos aporta el saber que tenemos las manos limpias, la conciencia tranquila, a pesar de todos nuestros pequeños y grandes errores. Con esa frescura que nos rodea después de haber terminado uno de esos zafarranchos de limpieza y re-decoración de nuestra casa o de nuestro rinconcito favorito, nos hemos dado un largo baño y nos hemos relajado con nuestra música preferida. Con esa ternura del tamaño de todas las estrellas juntas que nos invade cuando abrazamos a nuestros hijos y nos dicen que nos quieren.


Solo en momentos así de nuestras vidas es cuando tenemos la suficiente claridad mental como para distinguir lo que realmente nos importa, nos llena, nos emociona, nos gusta, de todo lo que nos sobra, nos enerva, nos impide disfrutar del aire, de la luz del Sol o de un par de velas. Cuando estamos en paz con nosotros mismos, lo estamos también con el resto del mundo, y nos parece tan sencillo encontrar soluciones para la mayoría de los problemas, que nos parece absolutamente infantil la actitud de quienes se esfuerzan tanto en complicarse la vida y complicársela a los demás, pero ni tan siquiera eso nos perturba, porque incluso esos problemas, el dolor, la injusticia... todo encaja, y lo entendemos también.
Es a través del dolor, del sufrimiento, de las pérdidas, de las injusticias, como mejor aprendemos a valorar lo que somos y lo que tenemos. Parece así que defiendo que la especie humana sea masoquista en su más profunda esencia. Nada más lejos de mi intención. 

Está demostrado que los cachorros humanos se desarrollan mucho mejor cuanto más atenciones, apoyo, respeto, amor y confianza puedan recibir desde el principio. 

Los que carecen de cuidados, de cariño, de abrazos, de mimos, de atenciones no desarrollan totalmente sus potenciales sociales, emocionales, e incluso físicos y enseguida muestran las consecuencias en forma de enfermedades, inadaptación social, desconfianza, abusos, ansias de poder y control, complejos, etc.

Somos mejores personas, mejores individuos, mejores comunidades, y más felices, cuando nos sentimos bien acompañados, queridos, valorados, respetados. Cuando podemos compartir las dosis de amor que necesitamos para ser lo mejor que podemos ser.

¿Por qué, entonces, permitimos que lleven el timón de nuestras sociedades las agencias de publicidad, los mercados, los ideólogos, los fanáticos, los que se empeñan en fomentar en nosotros miedos, complejos, odios, fobias, desconfianza, competitividad en lugar de defender y demostrar valores como la confianza, la lealtad, la coherencia, la solidaridad, el compromiso, el saber hacer, el saber estar, la unión, el respeto, la paz, la convivencia, las buenas maneras, la armonía dentro y fuera de cada uno de nosotros y entre nosotros? ¿Por qué estamos permitiendo que nos sigan invadiendo con mensajes de odio y división en lugar de buscar el diálogo, los acuerdos, las soluciones?

En tiempos de crisis como la actual, en la que nadie está a salvo de despertar un día con las manos vacías, sin comida, dinero, medicinas, casa ni escuela para sus hijos, es normal que los ánimos estén crispados porque queremos una solución ya, a nadie le gusta perder lo que le costó esfuerzo obtener. Pero no es una solución inteligente crearse enemigos ahora. No sirve de nada echarse las culpas unos a otros, o sacar a relucir los trapos sucios, o agrandar más aún las diferencias entre diferentes posturas ideológicas.

Cuando una familia llega a la bancarrota, normalmente el ambiente se ensucia. Todos se sienten fracasados, todos creen que si los otros hubiesen hecho o dejado de hacer esto o lo otro, no habrían caído en desgracia. En esos momentos, todos están en la cuerda floja, todos tienen miedo, rabia, necesidades inmediatas que no pueden cubrir, planes y sueños rotos que creen que ya nunca podrán realizar. 

Hay peleas, hay lágrimas, hay silencios... y al final, si además de todo eso hay amor, habrá unión. Se sentarán cara a cara, pactarán dejar atrás todo lo malo que se hayan dicho, y empezarán a pensar con la cabeza más fría. Harán un plan mucho más práctico para llegar a la solución más inmediata que les permita empezar a cubrir las necesidades más básicas. Si no se puede pagar la Universidad de la niña este año, ya se podrá más adelante. 

Si no se puede comprar un par de zapatos nuevos, seguimos con los que tenemos, y tendremos que cuidarlos. Si no podemos pagar la hipoteca y el coche, quitamos el coche y alquilamos el garaje para pagar parte de la hipoteca. ¿Quiénes están en edad de trabajar y pueden hacerlo? Pues ahora tendrán que empezar a buscar. 

Si no tenemos para fotocopiar el c.v. de todos, le pedimos el favor a ese amigo que tiene fotocopiadora, y a cambio le ofrecemos algo que tengamos. Vamos a hacer correr la voz de que estamos buscando trabajo, vamos a avisar a todos los amigos y conocidos, y no tiene por qué ser un trabajo semejante al anterior. Lo importante ahora es vivir, tener qué comer, dónde dormir. Y pagar las deudas antes de que ellas nos coman a nosotros.

Cuando se llega a esa situación, a ese estado, es muy sano. Es algo que purifica nuestras almas. Aunque sufran nuestros cuerpos, porque a nadie le gusta pasar hambre o caminar con los zapatos rotos o no tener un abrigo cuando hace frío. Pero si antes se ha tenido todo eso y en lugar de agradecer y cuidar esa posición se cayó en la ambición y en la avaricia, y nos hemos dedicado a querer acaparar más y más, a no ser menos que el vecino o que la compañera de la oficina, a querer parecernos a los famosos de plástico con un sueldo de mileurista, el tiempo nos pasa factura. Y nos enseña a la fuerza a apreciar lo que no quisimos valorar por las buenas.

La vida da vueltas, es una infinita espiral. A esa fuerza, a esa energía que hace que todo gire en torno a un centro y que se autoequilibre, los antiguos le pusieron un nombre: Némesis. Era la deidad que personificaba a esa fuerza pendular que hace que todo oscile en ese círculo abierto una y otra vez en torno al mismo centro. Va y viene, coloca a cada uno en su sitio. 

Cuanto más a un extremo se vaya, más se tenderá a ir hacia el extremo opuesto en el futuro, hasta que aprendamos que lo mejor es acercarnos al centro: a la unión, a la convergencia, al equilibrio, a la sabiduría, a la mesura, al amor, al sentido común, a la sensatez. Entonces, y solo entonces, cuando en lugar de dividirnos, de pelearnos, seamos capaces de sentarnos cara a cara y proponer soluciones que tapen agujeros materiales, emocionales, sociales, entonces, sí que habremos el camino para salir de la crisis. No antes. No así.

Si esa familia del ejemplo, en lugar de unión y soluciones, hubiese optado por separarse, por dejar de hablarse, por darse la espalda unos a otros y seguir con el clima de violencia, acusaciones, amenazas e insultos, habrían acabado completamente rotos. Divorcio, traumas, complejos, vicios, rencores... y otras cosas mucho peores. Pero si se dan apoyo moral, enseguida pensarán en organizarse, en pensar entre todos, en descubrir soluciones incluso originales. Y de las mayores crisis, cuando se sabe aprovecharlas, nacen las mejores oportunidades.

Tengo la esperanza de que pronto alguien, ahí arriba en las altas esferas, escuchará un buen consejo que lo o la hará reflexionar y darse cuenta de que lo que está imposibilitando la salida de la crisis es la división entre las diferentes ideologías y el abandono del ejercicio de la democracia por parte de quienes se negaron a votar para demostrar así su berrinche. Tengo ese pequeño sueño, y espero que alguien se dé cuenta de esto.

No es justo que los bancos pidan que se les devuelva el dinero y además, la casa, el coche, y que los padres que avalaron a sus hijos estén ahora comiendo en comedores sociales porque también a ellos les quitan todo y solo tenían la pensión y la casa que habían pagado a lo largo de todas sus vidas. 

No es justo que los bancos estén empezando a hacer corralitos y dejen en la cuneta a todos los que habían confiado en ellos, mientras sus directores y dueños se enriquecen cada día más y venden las casas embargadas sin ponerlas a nombre del banco para eludir impuestos. No es justo que señoras con muchos sueldos y muchas casas, multimillonarias que compran hasta su ropa interior en la Milla de Oro, sean las que dan órdenes para cerrar los servicios que protegían a otras mujeres que no tienen nada, y que privaticen la enseñanza o la sanidad cuando cada día hay más gente sin recursos que no van a poder acceder a servicios privados.

Pero tampoco fue ni justo ni inteligente, que todos empezaran a pedir péstamos, hipotecas, créditos, etc., que nos endeudáramos hasta las cejas y más, solo porque "había que estar a la altura" de los demás y sobre todo, porque seguíamos como borregos las órdenes que los de arriba nos daban a través de la publicidad para atontarnos y llevarnos al matadero a todos juntitos y obedientes. ¿Culpa de ellos? No. Más bien idea de ellos. La culpa es nuestra. Y ahora, tal y como era de esperar, dan el golpe, declaran a alguno de los grandes bancos en quiebra, y cae todo el castillo de naipes, uno por uno.
Y todavía seguimos yendo al matadero. 

Aún se sigue sus consejos de no votar, de echarles las culpas a unos o a otros, y de seguir a los que dicen qué debemos hacer para matar a la democracia, a la monarquía, al Estado, pero no son capaces de dar la cara, ni de organizarse para trabajar ocupando el lugar que han dejado que ocupen esos a los que tanto criticaban. Si tan seguros estaban de qué hay que hacer para salir de la crisis, para limpiar de corrupción todo, para que el aparato funcione como les gustaría, ¿por qué no lo hacen? ¿Por qué se negaron? ¿Para pedir ahora que pasemos de la indignación a la revolución, a las armas, a la violencia? ¿Para pedir ahora una república, pasando por la sangre, como he leído por ahí? Eso es lo que haría la familia abocada al desastre, a la cárcel, al suicidio, al asesinato, a la pobreza.

Pero no la familia de mi ejemplo. La de mi ejemplo tiene muy claro que hay que comer, hay que conservar lo que se pueda, hay que mantenerse unidos y que es imprescindible la colaboración y la confianza para salir adelante de la mejor manera posible.
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TAREA PARA EL 2012 - PILAR SORDO


http://youtu.be/hSWXus6hZTM



 

Tarea para el 2012-Pilar Sordó
 

FÓRMULA PARA CRECER

Por Pilar Sordó

Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son.
Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.


Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.

Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo. "Ser feliz es una decisión", no nos olvidemos de eso.

Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año 2012,  porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas: 

-a aprender a amar
-a dejar huella
-a ser felices

En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:

1) Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento.
El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental. En Chile el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros. A esta tierra vinimos a cansarnos, para dormir tenemos siglos después.


2) Valorar la libertad como una forma de vencerme a mi misma y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero. Quizás en 2012 deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.
3) El tercer y último punto a cultivar durante el 2012 es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores.

Este a mi juicio es el gran elemento a educar no sólo el  2012 sino, durante todo el siglo XXI.
Es dentro de todo este trabajo donde nos debiéramos concentrar en:
Sentarnos en la mesa en familia, mínimo una vez a la semana, ojala todos los días.
No contestar teléfonos mientras estamos comiendo, sentir que los únicos ruidos que se escuchan sean los de nuestras voces.

Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de las micros, sonreír por lo menos una o varias veces al día. Querernos.

Crear dentro de nuestras casas, hogares. Y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida. Nuestras casas, independientes de los recursos, se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.

Tengamos contacto con la na
turaleza, juguemos, riamos y démonos el tiempo de compartir con los abuelos, imprimámosle las fotos para que las vean como a ellos les gusta y disfrutemos de sus sabidurías. Obliguemos a nuestros hijos a compartir con ellos, así entenderán sus historias.
Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia del nuevo siglo: la inteligencia emocional y espiritual.

Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos "antiguos", a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias.

Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la ACTITUD
con la cual enfrentemos lo que nos toca enfrontar.

Este fin del 2011 vendrá con lo que tenga que venir, todo será necesario y maravilloso, lo bueno, lo malo, lo bonito y lo feo, acojámoslo con amor y con gratitud y con el alma abierta a todo lo que tendremos que aprender de él.

QUE DIOS NOS BENDIGA A TODOS!!!!

La belleza...


La belleza siempre nos fascina y la consideramos como el signo externo de la bondad. 


Para los niños pequeños, cualquier cosa que proporcione placer es buena: una piel tersa, música, luces de colores, dulces. ¡Qué decepción averiguar que el suave gatito tiene garras que rasguñan!


A medida que crecemos nuestras nociones de belleza y placer se profundizan y se vuelven más complejas. 


Observamos que, con frecuencia, la belleza de las personas es un reflejo de su yo espiritual, y que la belleza física es superficial e insatisfactoria a menos que esté acompañada de un espíritu generoso.


Esto es lo que se llama ordenar nuestras prioridades: decidir o descubrir que la virtud no es aburrida, sino algo esencial. 


La honestidad, la confiabilidad y la veracidad son algo que buscamos en los demás y que tratamos de alcanzar. Estas virtudes son mejores que las ropas o los coches.


Dice un refrán: “En la edad madura, tenemos los rostros que merecemos". 


Todos hemos visto el daño que el egoísmo o la disipación dejan en los rostros de antiguas bellezas. 


Cuando nuestros espíritus sean fuertes, duraderos y compasivos, seremos agradables a la vista.


La fuerza y la ternura son más bellas que los pómulos altos o el cabello rizado. Yo merezco esas virtudes.

Este E-mail , Me Fue Enviado Por Una Amiga......Espero A Ti Te Sirva...


From: empresaria.sigloxxi



Mental Feng Shui

Este es sin lugar a dudas uno de los mejores e-mails que me ha llegado, espero que funcione para ti y para mi.


Tips Loto: Tienes 6 minutos.


Hay algo poderoso en este aviso con estas palabras, aun si tú no eres supersticioso o eres escéptico.


Este tip de loto debe ser enviado, aun sino eres supersticioso.


Este tip de loto te ha sido enviado para buena suerte por la organización de Anthony Robbins, ha sido enviado alrededor del mundo por lo menos 10 veces.


No te quedes con el mensaje.


El tip de loto debe salir de tus manos en 6 minutos, de otra forma no tendrás una sorpresa muy agradable. Esto es cierto, aun si tú no eres supersticioso, agnóstico o no le tienes fe a estas cosas


UNO.
Dale a la gente más de lo que esperan recibir y hazlo con alegría.

DOS.
Cásate con un hombre/mujer con quien te guste platicar. Conforme envejeces tu sentido por conversar se enriquecerá como cualquier otro.

TRES.
No creas todo lo que oyes, no te gastes todo lo que tienes y no duermas todo lo que quieres.

CUATRO.
Cuando digas 'te amo', dilo con un profundo sentimiento.

CINCO.
Cuando digas 'lo siento' mira a la persona a los ojos.

SEIS.
Está comprometido por lo menos seis meses antes de casarte.

SIETE.
Cree en el amor a primera vista.

OCHO.
Nunca te rías de los sueños de los demás. Las personas que no tiene sueños, no tienen mucho.

NUEVE.
Ama profunda y apasionadamente. Puedes salir herido, pero es la única manera de vivir la vida plenamente.

DIEZ.
En desacuerdos, pelea justamente. No digas nombres.

ONCE.
No juzgues a la gente por sus familiares.

DOCE.
Habla con calma y piensa rápido.

TRECE.
Cuando alguien te hace una pregunta que tu no deseas contestar, sonríe y pregúntale 'porque quiere saber eso'.

CATORCE.
Recuerda que un gran amor y grandes retos siempre envuelven un gran riesgo.

QUINCE.
Di salud cuando siempre que escuches a alguien estornudar.

DIECISEIS.
Cuando pierdas, no pierdas la lección, aprende.

DIECISIETE.
Recuerda las tres R´s: Respeto por ti mismo; Respeto por los demás y Responsabilidad por todos tus actos.

DIECIOCHO
. No permitas que una pequeña disputa lastime una gran amistad.

DIECINUEVE.
Cuando te des cuenta que has cometido un error, toma inmediatamente acciones para corregirlo.

VEINTE.
Sonríe cuando tomes el teléfono para contestar una llamada, la persona que llama lo podrá sentir en tu voz.

VEINTIUNO.
Pasa algún tiempo solo.

Ahora viene la parte alegre!


Envía esto a


1-4 personas: Tu vida mejorara ligeramente.


5 personas: Tu vida mejorara,


5-9 personas: Tu vida mejorar como tu deseas.


9-14 personas: Tendrás por lo menos 5 sorpresas en las próximas tres semanas.


15 y más: Tu vida va a mejorar drásticamente y todo lo que siempre has soñado comenzara a tomar forma.


Un verdadero amigo es aquel que te tiende la mano y toca tu corazón.


No guardes este mensaje.

 
 
  

"Le debemos nuestras vidas al Sol... ¿Cómo es, entonces, que no sentimos gratitud?"


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¿Se llama "medio ambiente", porque ya acabamos con la otra mitad? Esta puede ser una pregunta con afán de hacer sonreír, pero que esconde una gran verdad: nos hemos olvidado de cómo ser buenos huéspedes y estamos destrozando poco a poco nuestro gran hogar.


Decía una profecía india que solo después de que el último árbol sea cortado; solo después de que el último río sea envenenado; solo después de que el último pez sea apresado; solo entonces, sabremos que el dinero no se puede comer.


Hay una reflexión que me encanta porque dibuja una realidad cada vez más notoria: "Durante centenares de miles de años, el hombre luchó para abrirse un lugar en la naturaleza. 


Por primera vez en la historia de nuestra especie, la situación se ha invertido y hoy es indispensable hacerle un lugar a la naturaleza en el mundo del hombre".


Severn Cullis-Suzuki (30 de noviembre de 1979, Vancouver, Canadá) es una bióloga, ecóloga y activista ambiental. A los diez años de edad (mientras asistía a la escuela primaria) fundó la Organización Infantil del Medio Ambiente (Environmental Children's Organization - ECO), un grupo de niños dedicados a enseñar a otros jóvenes diversos temas sobre medio ambiente. 



En 1992, a la edad de 13 años, Suzuki-Cullis recaudó dinero con los miembros de la ECO para asistir a la Cumbre de Medio Ambiente y Desarrollo "The Earth Summit", celebrada por la ONU en Río de Janeiro. 


Junto con los miembros del grupo (Michelle Quigg, Vanessa Suttie y Morgan Geisler), Cullis-Suzuki presentó en dicha conferencia, ante los representantes de la ONU, un discurso emocionante que contenía cuestiones ambientales desde la perspectiva de los jóvenes.


Después de la lectura de aquel discurso fue aplaudida por los representantes de todas las naciones y captó la atención de los medios de comunicación de todo el mundo.


Este es aquel discurso traducido al castellano:

Hola, soy Severn Suzuki y represento a ECO (Environmental Children's Organization). Somos un grupo de niños de 12 y 13 años de Canadá intentando lograr un cambio: Vanessa Suttie, Morgan Geisler, Michelle Quigg y yo. 


Recaudamos nosotros mismos el dinero para venir aquí, a cinco mil millas, para decirles a ustedes, adultos, que deben cambiar su forma de actuar. Al venir aquí hoy, no tengo segundas intenciones. Lucho por mi futuro.


Perder mi futuro no es como perder unas elecciones o unos puntos en el mercado de valores. 


Estoy aquí para hablar en nombre de todas las generaciones por venir. 


Estoy aquí para hablar en defensa de los niños hambrientos del mundo cuyos lloros siguen sin oírse. 


Estoy aquí para hablar por los incontables animales que mueren en este planeta porque no les queda ningún lugar adonde ir. 


No podemos soportar no ser oídos.

Tengo miedo de tomar el sol debido a los agujeros en la capa de ozono. 


Tengo miedo de respirar el aire porque no sé qué sustancias químicas hay en él. 


Solía ir a pescar en Vancouver, mi hogar, con mi padre, hasta que hace unos años encontramos un pez con cáncer. Y ahora oímos que los animales y las plantas se extinguen cada día, y desaparecen para siempre.


Durante mi vida, he soñado con ver las grandes manadas de animales salvajes y las junglas y bosques repletos de pájaros y mariposas, pero ahora me pregunto si existirán siquiera para que mis hijos los vean.


¿Tuvieron que preguntarse ustedes estas cosas cuando tenían mi edad?


Todo esto ocurre ante nuestros ojos, y seguimos actuando como si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos y todas las soluciones. Soy sólo una niña y no tengo soluciones, pero quiero que se den cuenta: ustedes tampoco las tienen.


Más sobre

No saben cómo arreglar los agujeros en nuestra capa de ozono. No saben cómo devolver los salmones a aguas no contaminadas. 


No saben cómo resucitar un animal extinto. 


Y no pueden recuperar los bosques que antes crecían donde ahora hay desiertos.


Si no saben cómo arreglarlo, por favor, dejen de estropearlo.


Aquí, ustedes son seguramente delegados de gobiernos, gente de negocios, organizadores, reporteros o políticos, pero en realidad son madres y padres, hermanas y hermanos, tías y tíos, y todos ustedes son hijos.


Aún soy sólo una niña, y sé que todos somos parte de una familia formada por cinco mil millones de miembros, treinta millones de especies, y todos compartimos el mismo aire, agua y tierra. Las fronteras y los gobiernos nunca cambiarán eso. Aún soy sólo una niña, y sé que todos estamos juntos en esto, y debemos actuar como un único mundo tras un único objetivo.


Aunque estoy enfadada, no estoy ciega, y, aunque tengo miedo, no me asusta decirle al mundo cómo me siento.


En mi país derrochamos tanto... Compramos y desechamos, compramos y desechamos, y aún así, los países del Norte no comparten con los necesitados. Incluso teniendo más que suficiente, tenemos miedo de perder nuestras riquezas si las compartimos.


En Canadá vivimos una vida privilegiada, plena de comida, agua y protección. 


Tenemos relojes, bicicletas, ordenadores y televisión.

Hace dos días, aquí en Brasil, nos sorprendimos cuando pasamos algún tiempo con unos niños que viven en la calle. 


Y uno de ellos nos dijo: "Desearía ser rico, y si lo fuera, daría a todos los niños de la calle comida, ropa, medicinas, un hogar, amor y afecto"

.

Si un niño de la calle que no tiene nada está deseoso de compartir, ¿por qué nosotros, que lo tenemos todo, somos tan codiciosos?


No puedo dejar de pensar que esos niños tienen mi edad, que el lugar donde naces marca una diferencia tremenda. Yo podría ser uno de esos niños que viven en las favelas de Río; podría ser un niño muriéndose de hambre en Somalia; un niño víctima de la guerra en Oriente Medio, o un mendigo en la India.

Aún soy sólo una niña, y sé que si todo el dinero que se gasta en guerras se utilizara para acabar con la pobreza y buscar soluciones medioambientales, la Tierra sería un lugar maravilloso.


En la escuela, incluso en el jardín de infancia, nos enseñan a comportarnos en el mundo.


Ustedes nos enseñan a no pelear con otros, a arreglar las cosas, a respetarnos, a enmendar nuestras acciones, a no herir a otras criaturas, a compartir y a no ser codiciosos.


Entonces, ¿por qué fuera de casa se dedican a hacer las cosas que nos dicen que no hagamos?


No olviden por qué asisten a estas conferencias: lo hacen porque nosotros somos sus hijos. 


Están decidiendo el tipo de mundo en el que creceremos. Los padres deberían poder confortar a sus hijos diciendo: "todo va a salir bien", "esto no es el fin del mundo" y "lo estamos haciendo lo mejor que podemos".


Pero no creo que puedan decirnos eso nunca más. ¿Estamos siquiera en su lista de prioridades? Mi padre siempre dice: "Eres lo que haces, no lo que dices".

Bueno, lo que ustedes hacen me hace llorar por las noches. 


Ustedes, adultos, dicen que nos quieren. Les desafío: por favor, hagan que sus acciones reflejen sus palabras.


Autor: Lewis Thomas 


Gracias.

Me sorprendí rompiendo lo viejo


Me sorprendí rompiendo papeles viejos, y sacudiendo cajones, hurgando en mi pasado y echando a la basura lo que en algún momento guardé y ahora lo tiro. Mis cajones llenos de notas, papelitos, pilas viejas, agendas caducadas y mil cosas que en otro momento atesoré, para que el día de hoy los tire a la basura.

Guardamos compulsivamente, por si en algún momento lo necesitamos, y al pasar los años nos damos cuenta que vivimos rodeados de cosas sin utilidad, recuerdos vanos, aferrándonos a ellos por si algún día los vamos a ocupar.

Un boleto del metro, que fácilmente tiene 15 años, la garantía de una grabadora que ya ni existe, el manual de un televisor que le regalé a mi madre hace mas de 10 años, notas de supermercado, tarjetas de felicitación, y la invitación a una boda de gente que ni conozco, llaveros, encendedores, etc...

Tiré tantas cosas que llené dos cajas grandes, que se fueron directos a la basura, por fin, el orden, y el espacio suficiente para cosas nuevas que algún día serán parte de mi pasado, y que probablemente nunca las llegue a ocupar.

Me doy cuenta que también he atesorado sentimientos que nunca pienso ocupar, como el odio, el celo, la ambición desmedida, el egoísmo, y que ahora me encuentro echando a la basura junto con ese par de cajas con recuerdos, quedando más espacio para la compasión, la paciencia, el amor y el perdón.

Teniendo orden en la casa, y orden en mis sentimientos, siempre queda más espacio para llenarlo con lo mejor de nosotros, para llenarlo de amistad y de comprensión, que en el camino de la vida, nos servirán más que cualquier tesoro. Es importante tener en orden todo, primero un gran lugar para Dios, después, otro para la familia y los amigos, todo con sus prioridades.

Pero es muy importante mantener una vacante, siempre limpia y disponible en todo momento porque nunca sabremos cuando la vamos a necesitar, en algún momento, o en algún lugar, tal vez alguien requiera de ese espacio en nuestro corazón, para encontrar alivio a sus penas, y reconfortarse en un corazón amigo, con la confianza de que quien lo escucha sabrá comprenderlo, para compartir sus penas y alegrías.

Bien, hoy es un buen día para limpiar los cajones y poner nuestras cosas en orden, empezando por nuestro corazón.

Josami...

Saludos fin de año.

Que este año que se acaba,
en familia puedas estar,
alza tu copa y brinda,
por el amor y la amistad.

Que el viejo que termina,
problemas se pueda llevar,
y que el nuevo que comienza,
traigan salud, trabajo y paz.

Y a los que tienes cerca,
a todos puedas abrazar,
porque no sabes si mañana,
con ellos podrás contar.

Y aunque estés en soledad.
Alza tu copa, brinda igual,
seguro tendrás en mente,
alguien por quien festejar.

Alza tu copa y brinda,
por el año que ya se va,
que el nuevo comience,
con mucha felicidad.

 

Felíz noche vieja y Felíz Año Nuevo 2011...

Un Gran Abrazo. 


José.