Cuando tengas una pena refúgiate en lo hermoso de la vida.
Vive una mañana con alegría al despertar pensando que algo mejor nos ha de llegar.
Transforma la tarde, placentera, con tus risas; dándole a cada cosa el color perfecto.
Espera la noche con la esperanza que la otra mañana será aún mucho mejor, diciéndole gracias a Dios.
Porque cada mañana pasada, cada tarde vivida y cada noche soñada te haya hecho aminorar tu pena con una gran sonrisa a la vida.
Esa, nunca se agota; siempre y cuando del corazón te brote para hacer, una vez más, que siga viva la fe para poder enfrentar todos los grandes retos,todos esos escollos que como prueba la vida nos da.
Sonríe siempre, pues ésa será el arma poderosa para ganar tus grandes batallas en esta vida y en la otra, que quizás también nos haga falta.
No es lo que sabemos lo que nos hace grandes... Ni lo que decimos, lo que nos hace sabios. Solo nuestras actitudes frente a la vida y la manera de percibir este mundo es lo que nos proyecta tal cual somos: individuos sumergidos en un mar de situaciones que, como las olas, van y vienen pero nunca se detienen.
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Hoy y mañana
Hoy…
- Hoy, antes de decir algo destructivo, piensa en los que no pueden hablar.
- Antes de quejarte del sabor de tu comida, piensa en los que no tienen que comer.
- Antes de quejarte de tu pareja, piensa en los corazones solitarios y tristes que añoran un compañero.
- Antes de quejarte de tus hijos, piensa en quienes no los tienen y los desean.
- Cuando estés cansado y reniegues de tu trabajo, piensa en los millones que están desempleados y quisieran el tuyo.
- Antes de señalar con el dedo, y tomarte la atribución de juzgar, recuerda que todos hemos cometido errores, y lo seguiremos haciendo.
- Y cuando el cansancio y las tinieblas quieran timarte y llenarte de pensamientos negativos y destructores, ¡sonríe!
- Sonríe y da gracias a Dios, porque estas vivo y todavía andas por aquí.
- Esta vida no es eterna para nadie. Es un regalo, una aventura, una celebración, un hermoso viaje…. ¡Aprovéchala!
Mañana...
- Mañana será demasiado tarde para aprovechar el tiempo precioso que tienes en tus manos hoy.
- Mañana será demasiado tarde para aprovechar al máximo las oportunidades que aparezcan hoy.
- El momento de hablar claro, de avanzar, de poner manos a la obra, de marcar una diferencia, es este.
- Porque mañana es tan sólo un concepto, mientras que hoy está aquí, en tus manos.
- Cada uno de los instantes que llegan a ti es un regalo sin igual.
- Vive y actúa ahora, hoy, cuando realmente puedes hacerlo, y las posibilidades que se abrirán ante ti serán sorprendentes.
- Lo que haces hoy queda hecho. Lo que postergas para más tarde queda en el olvido.
- Mañana termina siendo una excusa muy conveniente. El tiempo para actuar es hoy. Tómalo, vívelo y sé, hoy.
SIEMPRE HABRÁ UN MAÑANA
El fracaso nos derrumba.
Se nos oscurece la vida y se nos pierde el camino.
Cuando nos muerde el dolor olvidamos toda la dicha vivida y nos parece que ya nunca podremos sonreír
La traición de los que creíamos más fieles nos hace desilusionarnos de la amistad y caer en la duda. La calumnia nos hace sentirnos como niños indefensos que cierran los ojos ante la amenaza y se encogen hasta la estatura del polvo...
Es como en las noches de insomnio en que parece que nunca llegara la madrugada.
Es así.
Lo sabemos por experiencia.
Y es cuando necesitamos regar con nuestras lágrimas la esperanza que en nuestro jardín ha de ser siempre la última flor que se marchita. Porque no hay noche tan larga capaz de detener un día nuevo. Ni "Hay mal que dure cien años".
Es bueno pensar cuando llueve que esa tristeza fecundará la tierra para la primavera.
Recordar que una salud radiante importa más que el tajo doloroso de un bisturí.
Cuando alguien nos insulta cobardemente y nos apedrea el huerto frutal corremos el riesgo de olvidar que ese árbol volverá a florecer y a dar su fruto sin cansarse de dar...
A media noche la pena y la derrota. Cuando atardece la desilusión.
Cuando se nos muere la risa como el sol.
Cuando se nos apagan una llama que hemos cuidado tanto para alumbrarnos en la tiniebla inevitable, es consolador y entusiasmante recordar que:
SIEMPRE HAY UN MAÑANA.
SIEMPRE HABRÁ UN MAÑANA
El fracaso nos derrumba.
Se nos oscurece la vida y se nos pierde el camino.
Cuando nos muerde el dolor olvidamos toda la dicha vivida y nos parece que ya nunca podremos sonreír
La traición de los que creíamos más fieles nos hace desilusionarnos de la amistad y caer en la duda. La calumnia nos hace sentirnos como niños indefensos que cierran los ojos ante la amenaza y se encogen hasta la estatura del polvo...
Es como en las noches de insomnio en que parece que nunca llegara la madrugada.
Es así.
Lo sabemos por experiencia.
Y es cuando necesitamos regar con nuestras lágrimas la esperanza que en nuestro jardín ha de ser siempre la última flor que se marchita. Porque no hay noche tan larga capaz de detener un día nuevo. Ni "Hay mal que dure cien años".
Es bueno pensar cuando llueve que esa tristeza fecundará la tierra para la primavera.
Recordar que una salud radiante importa más que el tajo doloroso de un bisturí.
Cuando alguien nos insulta cobardemente y nos apedrea el huerto frutal corremos el riesgo de olvidar que ese árbol volverá a florecer y a dar su fruto sin cansarse de dar...
A media noche la pena y la derrota. Cuando atardece la desilusión.
Cuando se nos muere la risa, como el sol.
Cuando se nos apagan una llama que hemos cuidado tanto para alumbrarnos en la tiniebla inevitable, es consolador y entusiasmante recordar que:
SIEMPRE HAY UN MAÑANA.
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