Reconcíliate con la Vida. Para ser, al menos, un poco feliz, para tener sobre la tierra un pedacito de cielo, debes reconciliarte con la vida, con tu vida, ¡tal como es ahora!
Debes aceptar tu trabajo, a las personas que te rodean, sus defectos y sus imperfecciones.
Debes disfrutar de tu marido, de tu mujer, aunque pienses que no has encontrado el marido ideal o la mujer ideal ( que por otra parte, no creo que existan).
Debes contentarte con lo que tienes, con tu circunstancia, que no has escogido, con tu casa, con tus muebles, con tus vestidos, con tu situación, aunque en casa de tu vecino, al menos en apariencia, todo sea más bonito y mejor.
¡Reconcíliate con la Vida!
No es lo que sabemos lo que nos hace grandes... Ni lo que decimos, lo que nos hace sabios. Solo nuestras actitudes frente a la vida y la manera de percibir este mundo es lo que nos proyecta tal cual somos: individuos sumergidos en un mar de situaciones que, como las olas, van y vienen pero nunca se detienen.
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